martes, 27 de julio de 2010


Buda Chenrezig
La Práctica de un Bodisatva

El compromiso del Bodisatva hacia los demás se manifiesta en la práctica de las seis
perfecciones. Pero como explica el 17º Karmapa, aún las virtudes últimas tienen un lado
obscuro, del cual debemos desconfiar.
Shambala Sun. Enero 2010.

EL TEXTO CLÁSICO “Las Treinta y Siete Prácticas de un Bodisatva” pertenece a la tradición Mahayana
(Gran Vehículo) del Budismo y está basado en la escuela Madhyamaka (Camino Medio) de filosofía, la cual
aboga por el uso del análisis para obtener un claro entendimiento y una sabiduría omnisciente. Fomenta la
práctica de las seis paramitas o perfecciones: generosidad, disciplina, paciencia, diligencia, concentración
meditativa y un conocimiento profundo o inteligencia superior. Pero cuando no son bien comprendidas, estas
perfecciones pueden tener un lado obscuro, al cual se le denomina metafóricamente como un “demonio”.


GENEROSIDAD
Si aquellos que aspiran obtener la iluminación
ofrecen incluso su cuerpo,
¿Qué necesidad hay de mencionar a los objetos externos?
Por lo tanto, sin la esperanza de tener algo a cambio
o de obtener un buen resultado,
El ser generoso, es la práctica de un Bodisatva.
La primera de las seis perfecciones es la generosidad.
Muchas religiones y caminos espirituales están de
acuerdo sobre la importancia del dar, porque todos
podemos ver que esto beneficia directamente a los
demás. Para el budismo, en particular, ser generoso
es importante, porque directamente contraataca a
nuestros apegos.
Cuando ayudamos a otros, deberíamos hacerlo con
una inteligencia que es capaz de analizar la situación.
La verdadera generosidad requiere un poco de
sabiduría –un claro entendimiento de nosotros
mismos -que somos quienes lo estamos dando, qué
es lo que estamos dando, y a quién se lo estamos
dando. Si damos usando nuestra inteligencia,
entonces la generosidad nos beneficia tanto a
nosotros mismos como a los demás. No
deberíamos dar solo por el hecho del dar, o derivado
de un viejo hábito. Además, en el proceso de dar,
no deberíamos estar distraídos, el perder nuestro
enfoque disminuye el alcance y el efecto de nuestra
actividad. Cuando somos generosos y sabios, los
beneficios de dar a otros, también nos ayuda a
profundizar nuestra práctica mientras avanzamos
por el camino.

DISCIPLINA
Si falta la disciplina, no podemos ayudarnos ni a nosotros mismos,
El desear beneficiar a otros es tan sólo una broma.
Por lo tanto, el mantener una disciplina libre del deseo del samsara
es la práctica de un Bodisatva.
El lado inconveniente de la perfección de la
disciplina es el llamado “demonio de la austeridad” –
que se refiere a tomar a la disciplina como una
privación, convirtiéndola en una lucha. Llevándola
a cabo de una manera correcta, la disciplina se hace
de una manera gozosa y con un claro entendimiento
de por qué el ceñirse a ella, es positivo. Por ejemplo,
mucha gente actualmente ha renunciado a comer
carne. ¿Por qué hacemos ésto? No deberíamos
convertirnos en vegetarianos sólo porque alguien
dice que deberíamos hacerlo, o porque el Buda
enseñó que no deberíamos comer carne, o porque es
la costumbre donde vivimos, o porque renunciar a
comer carne nos dará una buena reputación. Si
renunciamos a comer carne por estas razones,
entonces es mejor no hacerlo de ninguna manera,
porque nuestra decisión no tiene una motivación
sincera.
Al principio, tenemos cierto sentimiento acerca de
no comer carne. Entonces podemos preguntarnos a
nosotros mismos, ¿Cuáles son los beneficios reales?
Después de una cuidadosa reflexión, podemos estar
seguros que esto es lo correcto que hay que hacer.
Nuestra respuesta ha venido de nuestro interior,
inspirada por una convicción real, entonces cuando
renunciamos a comer carne, esto no se convierte en
una privación o en una lucha, sino en algo que
hacemos con gozo e inteligencia. Esto es lo mismo
con cualquier disciplina en una práctica espiritual.
Cualquier cosa a la que renunciamos o cualquier
cosa que hagamos, primero deberíamos sentir una
conexión con la práctica, y luego estar muy claros
sobre el por qué estamos haciendo esto y no otra
cosa. Cuando actuamos de esta manera, nuestra
disciplina se vuelve muy inspiradora.

PACIENCIA
Para los Bodisatvas que aspiran alcanzar la riqueza de la virtud,
Cualquier cosa que haga daño es un tesoro de joyas.
Por lo tanto, nunca ponerse agresivo o enfadado,
Ser paciente, es la práctica de un Bodistatva.
La tercera perfección es la paciencia, la cual también
tiene un obstáculo llamado “el demonio de forcejear
demasiado” o “tener mucho autodominio.” La
paciencia, como la generosidad y la disciplina, no
deberían ser muy extremas, pero deberían surgir
libremente a través de nuestro entendimiento.
Cuando tenemos amor y compasión, entendemos
naturalmente por qué ocurren las aflicciones, y por
lo tanto no luchamos por ser pacientes.
Por ejemplo, al estar enfermas, algunas personas
luchan con la enfermedad y se rehúsan a tomar un
tratamiento. Esto es un excesivo autodominio. En
general, no deberíamos aguantar o hacer todo lo que
cualquier persona nos pida. El permitirlo
demasiado, tiene el resultado de hacer que otros
tengan la oportunidad de hacer cosas negativas.
También podríamos ser muy pacientes con nuestras
propias aflicciones. El excesivo autodominio es
también un problema, porque deberíamos saber
claramente las razones por las que estamos haciendo
algo y no continuar haciéndolo ciegamente sin
reflexión, especialmente si se refiere a algo que
encontramos reprochable. De lo contrario, si una
persona sin ninguna razón nos pide que comamos
algo repugnante, lo haríamos sin pensar. Puede que
no nos sea fácil, pero deberíamos decir de
inmediato, “No haré tal cosa.” Esto no es un
problema, pero es la manera apropiada de practicar
la paciencia. Debe ser una respuesta que viene desde
dentro de uno mismo.

DILIGENCIA
Si los Oyentes y los Realizadores Solitarios sólo por su propio
beneficio practican la diligencia como si sus cabezas estuvieran
incendiadas, el desarrollo de la diligencia, la fuente de todas las
cualidades que beneficia a cada ser, es la práctica de un Bodisatva.
El demonio de la diligencia se refiere a luchar o a
presionar demasiado. Esto es un problema, la
verdadera diligencia significa sentirse gozoso de
llevar a cabo acciones positivas. Cualquier práctica
que hagamos debería hacerse de una manera
espontánea y natural. Esencialmente, la práctica de
la meditación se refiere a entrar en la naturaleza de la
talidad. No se trata de lastimarnos a nosotros
mismos y de forzarnos a hacer algo. No hay
necesidad de agobiarnos y pensar, “no quiero hacer
esto, pero tengo que hacerlo.” Debería ser una
reacción natural, como si tuviéramos fuego sobre
nuestras cabezas. (Este ejemplo en el verso, se
refiere a los practicantes del Vehículo Fundamental,
de quienes se cree que tienen una meta más limitada,
para liberarse sólo a ellos mismos del samsara.)
Si nuestros cabellos prendieran fuego, no diríamos,
“probablemente debería deshacerme de este fuego,
pero no quiero hacerlo.” Tampoco reflexionaríamos
sobre ello en nuestras mentes, consultaríamos a
nuestros maestros, haríamos una investigación, o
enviaríamos una serie de cartas. Sin pensarlo,
inmediatamente saltaríamos y extinguiríamos el
fuego sin esfuerzo. La verdadera diligencia ocurre
con un vivo interés y una espontaneidad gozosa.
Hacemos algo, porque vemos claramente que es
importante y fundamental.
Hace algún tiempo, un programa de la BBC
transmitió un programa sobre el nacimiento, la vejez,
la enfermedad y la muerte. Mirando esto, pude ver
a muchas personas que estaban sufriendo y pensé
que podrían beneficiarse mucho del Dharma si
realmente lo entendieran. Cuando veo a millones de
personas sufriendo, me siento completamente lleno
de energía para hacer algo al respecto. No es una
lucha o cuestión de coaccionarme a mi mismo, para
hacer algo que no quiera hacer. La diligencia se trata
realmente sobre nuestra motivación: nos sentimos
totalmente cautivados y gozosos de querer hacer
algo.


CONCENTRACIÓN MEDITATIVA
Sabiendo que una visión profunda completamente dotada de la calma
mental conquista completamente todas las aflicciones,
Cultivar una concentración que trascienda
Los cuatro estados sin forma es la práctica de un Bodisatva.
La meditación, la quinta perfección, tiene un
demonio llamado “el apego a la experiencia.” No es
fácil comprender completamente la experiencia
meditativa. El verso se refiere a los estados sin forma
de la meditación, los cuales están clasificados de la
siguiente manera: espacio ilimitado, conciencia
ilimitada, nada en absoluto, y ni existencia o no
existencia. Se ha escrito mucho acerca de esto, pero
se deja fuera el punto principal. Lo que necesitamos
saber es que cuando meditamos, todo tipo de
experiencias vendrán, tanto buenas como no tan
buenas. Estas experiencias, sin embargo, no son
importantes. Aquí la clave, es la extensión en la cual
nuestra meditación sirve como un antídoto a
nuestras aflicciones. ¿Cuántos obscurecimientos y
cuántas aflicciones han sido sometidas o eliminadas?
Esta es la verdadera prueba de la meditación, no las
experiencias maravillosas o especiales que pueda
haber. De hecho, si nos apegamos a estas
experiencias, esto es un problema.

SABIDURÍA
Sin sabiduría, las cinco perfecciones no pueden producir la completa
iluminación.
Cultivar la sabiduría dotada con los medios hábiles y libre de
conceptos en los tres dominios, es la práctica de un Bodisatva.
La sabiduría es la sexta perfección y su demonio es
el obstáculo llamado “el demonio de aumentar el
veneno.” Este obstáculo es muy serio, incluso
monstruoso, como una bestia inmensa con nueve
cabezas. Viene después de estudiar, reflexionar, y
analizar, cuando alcanzamos cierta comprensión
conceptual y nuestras aflicciones no están muy
activas. Encontramos algo que nuestra mente
conceptual puede asumir, y nos sentimos orgullosos
de esto.
Una de las formas en las que nuestra mente hace
esto, es a través de “conceptos sobre los tres
dominios,” lo cual se relaciona con los tres aspectos
de cualquier actividad: un sujeto, un objeto y una
acción. Cuando nuestra mente conceptualiza de esta
manera, sólida y concreta, nuestra visión se vuelve
extremista. Estamos convencidos que hemos
encontrado la forma “correcta” y nos sentimos
orgullosos de esto.
Este proceso se parece a la manera, en que se
desarrollan los puntos de vista rígidos de la gente en
el mundo moderno. Actualmente, estas posturas
obstinadas son un gran problema.
Y éstas contradicen al progreso tal y como se
entiende en el darma: Mientras vamos avanzando en
el camino, las visiones inferiores son gradualmente
sustituidas por unas superiores, hasta que finalmente
no existe ninguna visión, nada a que aferrarse. Por
lo tanto, no deberíamos irnos hacia un extremo, y
asirnos a una postura como la verdad. Nuestra
visión de como son las cosas, no es algo a lo cual
debemos aferrarnos con un puño cerrado.
Podríamos pensar, “soy un budista y mi budismo es
el mejor. Puedo menospreciar a los demás.”
Cuando nuestra inteligencia toma esta forma, en
lugar de reducir la aversión y el apego, los
incrementa. No deberíamos relacionarnos con los
demás de esa manera, en la cual los colocamos en un
plano inferior y a nosotros en uno superior; por el
contrario, nos enfocamos en desarrollar nuestra
sabiduría a través de escuchar, reflexionar, y meditar.
Si esto causa que se incrementen nuestras
aflicciones, la sabiduría se convierte en un demonio.
Cuando nuestra visión o práctica daña a otros, esto
va en contra de las enseñanzas Budistas, porque su
base fundamental es apreciar en nuestro corazón a
todos los seres vivos. El desarrollar la sabiduría a
través de escuchar, reflexionar, y meditar es esencial
en el Budismo, pero lo más importante son los seres
vivos.

CUENTOS BUDISTAS "EL ELEFANTE Y EL PERRO"